2012/07/19

Dinastía Urrutia a prueba de fuego en Baltimore

Por RAFAEL ROFES PEREZ

Desde hace aproximadamente poco más de semana se dio a conocer  otra noticia alentadora para los peloteros cubanos: la firma del jardinero Henry Urrutia a un contrato de Ligas Menores por la suma de 778 mil 500 dólares con los Orioles de Baltimore, el mismo conjunto que efectuó dos memorable partidos con la selección cubana allá por 1999.

Y como reza un viejo refrán de que “nunca es tarde si la dicha es buena”,  no dejaré de “lanzar” algunas consideraciones acerca de la llegada del joven tunero a un béisbol  totalmente diferente al que jugó en la Isla y en el que brillaron su papá Ermidelio y su primo Osmani, dos estelares figuras  que de haber hecho el intento como Henry, no dudo hubiesen podido jugar en Grandes Ligas.

Antes de adentrarme  en el menor de los Urrutia,  prefiero agregrar que Ermidelio fue un extraordinario  guardabosques que  integró en varias oportinidades el team Cuba en la llamada época dorada de esa pelota posterior a 1959. 

Y recuerdo que llamaba poderosamente la atención por las grandes cosas que hacía, sobre todo los inmesos batazos que pegaba sin contar con un  gran somatotipo, pues le debía  unas cuantas libras a su anatomía.

Osmani, apodado acertadamente como el Señor 400 en Cuba, ha sido el único jugador en adjudicarse seis coronas de bateo en esa pelota y cuatro de ellas por encima de los cuatrocientos (431, 408, 421 y 469). 

Esta última resultó récord absoluto en series nacionales y el promedio más alto logrado por un bateador en más de 130 años,  además de constituir un puntal decisivo en los éxitos de Cuba en la arena internacional en el período  2001-2007.

Sobre Henry Urrutia, con 25 años cumplidos el pasado febrero, más de seis pies de estatura, poco más de 180 libras de peso y tener la facilidad de conectar con acierto con ambas manos, les puedo asegurar que algo bueno le deparará su futuro.

 Más si sumamos que pos sus venas corre sangre netamente beisbolera y que en sus cinco campañas en las series nacionales  evidenció credenciales a granel  -“dándole palos” a todo el mundo-, no dudo que más temprano que tarde pueda lograr su objetivo.

Por suerte, abandonó la Isla en un excelente momento de su carrera, y de no haber tomado tan sabia decisión, también hubiera  sido presa del estancamiento del que han sido víctima muchísimos peloteros.

Un estancamiento motivado -entre otras cosas-, por el ausente  roce internacional de alto nivel de los jugadores  y el  tener que conformarse solamente con participar en la empobrecida  serie nacional, la que sinceramente deja bastante que desear, tema este que prefiero tratar en otra oportunidad.

Henry debutó precisamente en la serie número 45 (2005-2006), con el equipo Las Tunas y su producción ofensiva reflejó un 240 de average, con 23 inatrapables en  96 turnos y solo conectó un cuadrangular, por lo que su debut pasó desapercibido, aunque muchos conocían de  su talento.

En la 46 (2006-2007) fue todo lo contrario, pues  hizo sonar muy bien el madero al extremo de promediar para 369, con 55 hits en 149 comparecencias al rectángulo, incluidos siete dobles, tres triples e igual cantidad de jonrones, actuación que lo lanzó a la estelaridad, la que jamás abandonó en las justas de la Isla.

Otro gran año para él lo fue en la temporada 47 (2007-2008), cuando terminó con 314 al bate y remolcar un total de 66 carreras, en tanto en la 48 (2008-2009), lo hizo para 365.

En su despedida de las Series Nacionales, la 49 (2009-2010), terminó a todo tren, pues ligó nada más y nada menos que para 397, con 12  vuelacercas y 76 carreras impulsadas.

Por ese tiempo se convirtió en uno de los puntales fundamentales de su equipo, por demás uno de los más poderosos a la ofensiva en los últimos tiempos.

Al  echarle una ojeada a estos numeritos, se desprende que el tunero es muy buen bateador, independientemente de que algunos esgriman la razón de que el pitcheo cubano es bien pobre.

Pero por encima de eso, lo importante es que el muchacho tiene condiciones. Recordemos que Yoenis Céspedes –como él- solo había enfrentado a esos mismos lanzadores, no había visto otro tipo de pelota, tuvo la suerte de pasar directo a la Gran Carpa, y hoy por hoy está muy bien vistiendo las franelas de los Atléticos de Oakland.

Tampoco es menos cierto que jugar aqui es un duro escollo nada fácil de superar. No todos podrán llegar, hay que ser realistas. Y nadie tiene una varita mágica adivinadora para esto.

Como siempre, deseo suerte a nuestros hermanos, y en el caso específico de Henry Urrutia, tengo el presentimiento de que triunfará, amén de su calidad  y su anhelo por continuar el sendero luminoso de Ermidelio y Osmani… 

Lástima que aquellos nunca pudieran  aspirar como él a tocar la gloria en el mejor béisbol del mundo.

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